Arca: “He pasado mucho tiempo luchando por ser mi propia isla”
La artista venezolana, diva de la vanguardia, se presentará, por primera vez en el país, el 16 de marzo en la Concha Acústica de Bello Monte
Alejandra Ghersi, conocida como Arca, se construye y se deconstruye en su arte, música y cuerpo. Sus influencias y su particular sello artístico confluyen en una creación que une al vanguardista David Bowie y la irreverencia de una diva pop como Madonna. Arca no busca la popularidad mainstream ni se obsesiona por los números -aunque en Spotify alcanza casi el millón de oyentes mensuales-; tampoco se angustia porque su nombre figure en los carteles de los festivales más importantes del mundo, por si es portada de revistas, si sus discos reciben nominaciones a los Grammy o porque haya colaborado con estrellas de la talla de Rosalía, Björk y Sia, entre otros.
El objetivo de Arca con su obra es categórico: permanecer y romper con todos los paradigmas de la música actual; es una avanzada en su época y para unas generaciones que no están preparadas para su propuesta.
Ser migrante, ser mutante
Arca amalgama su vida y su obra en el hecho de ser migrante y ser una mujer trans, ambas tomadas de la mano y conectadas como expresó a la revista Vogue en 2021: “Como migrante, en el sentido literal, encuentro que todas las personas queer son migrantes de alguna frontera”. El niño y adolescente Alejandro, que estudiaba piano y cuatro y participaba en los grupos de gaitas y en la movida del rock venezolano, empezó su proceso de transformación, o de mutación, como lo ha definido la propia artista, a los 17 años, cuando se mudó a Nueva York para estudiar en el Clive Davis Institute of Recorded Music. Años después vendrían sus estadías en Londres y Barcelona, España, donde reside en la actualidad.
Sus primeros álbumes se enfocan en la electrónica, pero a partir de su disco homónimo, definido por Arca como un canto de cisne, presenta su voz, y logra sintetizar este cambio en la canción y el video de Reverie (2017), dirigido por Jesse Kanda: sus raíces venezolanas con un sample de Caballo Viejo, de Simón Díaz, fundidas con las influencias españolas de las corridas de toro. En el video, Arca es un torero con unos zancos que emulan las patas de un toro, lucha contra sí misma hasta que una cornada mortal atraviesa su estómago. Es la muerte metafórica de Alejandro y de sus alter egos Nuuro y Xen. “No quería aceptar el hecho de que era gay, esperaba que la atracción por los hombres desapareciera, pero lo que nunca esperé que desaparecieran fueron los sentimientos de feminidad y de suavidad y fragilidad que podían vivir dentro de un niño. Eran privados, pero eran míos” (entrevista en The Guardian. Octubre, 2014).
Luego con Kick (2022), proyecto conformado por cinco volúmenes, Arca se aleja de Alejandro para acercarse cada vez más a Alejandra, “de una mujer que podría ser trans, no binaria, queer, pero que emerge de una historia de opresión”. Lo sonoro brota con ritmos que pasan por el neoperreo, lo electrónico, el hyperpop… son composiciones transgresoras y futuristas donde experimenta con el ruido, los sonidos y su voz. En lo visual, Arca crea un imaginario en el que por momentos es María Lionza, una diosa mitológica o una mujer con una estética futurista que pasa por el cyberpunk y el cyborg, y que recuerda el ejercicio visual de Marilyn Manson en los años 90, reflejando su pasión por la ciencia ficción, los videojuegos y el anime.
El video de Mequetrefe (2020), dirigido por Carlos Sáez, representa y resume todas esas Arcas contenidas en Kick y en el cuerpo de Alejandra, también a una mujer que acepta los cambios, sus diferentes pieles: “Alguien me preguntó recientemente: ‘¿Qué es lo que esperas lograr con tu transición? ¿Esperas convertirte en mujer?’. Mi respuesta fue que ya me veo como una mujer y solo tengo que volver a la definición de ello” (en Glamcult. Agosto, 2020). Arca ve la identidad desde un lugar más filosófico que político.
Ego vs divismo
Arca se sabe, se reconoce, como una diva. Es misteriosa, sus entrevistas son escasas, a veces puede responder un DM en Instagram a un fan, un día está tocando cuatro en su piso en Barcelona y al otro es invitada a uno de los conciertos del Celebration Tour de Madonna o se le ve desfilando en una pasarela en París. En una conversación que sostuvo con la artista Marina Abramović le confesó que ha estudiado a las divas y sus complejidades: “Algunas divas son problemáticas antes y después del show, pero mientras están en el escenario, lo único que quieren hacer es hacer feliz a la gente. Luego está el otro tipo de diva, al que creo que me parezco más. Soy amable con todos antes y después del show, pero durante el show me convierto en un demonio”.
Consciente de ello, sabe lo peligroso del ego, de hecho una vez le confesó a Rosalía que fue Björk quien le dio el mejor consejo: utilizar el ego a favor de su arte, pero a veces tocaba dejarlo a un lado. Por eso ahora disfruta del éxito. Quizás algún día, ya lo ha anunciado, desaparezca al igual que la cantante Sade.
Arca rompe barreras musicales y en algunos años será referente de las nuevas generaciones de artistas. Es una artista que le apuesta a la felicidad en su esencia momentánea y no como un destino, felicidad que también ha consistido en encontrar su verdadera identidad: “He pasado mucho tiempo luchando por ser única, independiente y autosuficiente, por ser mi propia isla” (en Vogue. Diciembre, 2021).
@DulceMRamosR
