Cuenta Regresiva
Dios es No vive en Gaza
El conflicto en la Franja de Gaza en este momento, no es religioso, ni es puro misticismo; no se trata de un designio divino inexpugnable, no es una condena celestial contra Palestina o una inquebrantable promesa para Israel; la guerra que está a punto de estallar entre Oriente Próximo y Oriente Medio, es una arremetida política de partes beligerantes con un odio histórico irreconciliable, en el cual se expresa la incapacidad de nuestra civilización de zanjar, gestionar y superar una situación territorial, contaminada de intereses hegemónicos, belicistas, racistas y a su vez teñido de matices fanáticas y genocidas.
Para empeorar las cosas a nivel mundial, las iglesias y pastores evangélicos de todo el mundo, en especial de Latinoamérica, saltan a lucirse en el circo más vergonzoso, lucrativo y mentiroso de toda la humanidad: afirmar que Palestina debe desaparecer por promesa divina, señalar a los musulmanes de “demoníacos” y recaudar diezmos para financiar las Iglesias “Cristianas” en nombre de Israel. Así: entre comillas, porque todo pastor, apóstol o profeta (como les encanta auto denominarse) que lidere una secta “Cristiana” debería tener muy claro que Jesús el Cristo, Jesús de Nazaret, a quien invocan para prometer sanación y salvación: nació en Palestina, abrazó a palestinos, samaritanos y gentiles y fue acusado por los judíos de farsante. Mientras los judíos tienen más de 2000 años desconociendo a Jesús como Mesías, los musulmanes lo veneran como Profeta.
Así las cosas, Israel y Hezbolá han desatado una monstruosa confrontación en cuyo fuego cruzado padecen los habitantes de Palestina, Estado independiente que debe defenderse contra una potencia belicista que arremete con enorme brutalidad, usando bombas de fósforo, arrasando de forma genocida con población civil y dispuestos a ocupar territorio soberano, desafiando a la ONU, al derecho internacional y poniendo a la humanidad al borde de un conflicto que involucraría a naciones con capacidades de combate nuclear, lo cual desde todo punto de vista, sea ontológico o teológico, ningún Dios maravilloso, amoroso o misericordioso querría, sólo los hombres actuarían de forma tan perversa.
Como Dios no vive en Gaza, ni tiene oficinas en Tel-Aviv, como tampoco en Cisjordania, imposibilitados de comunicarnos con Él – a no ser que Washington, Beijing o Moscú llamen a sus emisarios alienígenas – éste conflicto debemos resolverlos como humanos y las instituciones humanas son diplomáticas, económicas y geopolíticas. Ningún bien hacen los pastores manipuladores, usureros y farsantes recurriendo al fanatismo para justificar una guerra en Oriente que terminaría con media humanidad, dejándola sin fuente de energía.
Reitero: la mayoría, no todos los religiosos son farsantes. Podemos debatirlo y sostengo mi idea: Dios No quiere este conflicto, Jesús nació en Palestina y la actuación de Israel es tan abominable como el nazismo.
Joaquín Rondón
