Cuenta Regresiva
Eurovisión 2024: Zorras y Pegasus
Si algo pretende el festival de Eurovisión y lo ha logrado este año 2024 es polemizar, pero esa polémica no resultó por lo súper inclusivo, innovador y global que el certamen sería para el resto del mundo, reconociendo que sus ediciones han catapultado íconos de épocas y generaciones, como ABBA, agrupación homenajeada en esta final. Lo que realmente ha marcado la atmósfera de Eurovisión 2024 es el “choque de trenes” que significó el solapamiento de los productores a las manifestaciones contra el genocidio que comete Israel, agravado por el paranoico esfuerzo de la Televisión Española empeñada en desconocer el descalabro a donde condujo a Nebulosa.
Organizadores, técnicos en Malmo, Suecia y descaradamente la TVE, recurrieron a truculencias intentando borrar del audio original los abucheos del público durante la presentación de la delegación israelí y esta conducta no tiene ningún sesgo antisemita ni fue en contra de la intérprete, sólo una forma que el público encontró para manifestarse a favor de la paz, del cese de la invasión a Palestina y el reinado de los derechos internacionales en la humanidad. Antes de las semifinales varias delegaciones pidieron la exclusión de Israel del evento. No olvidemos que, por el conflicto de Rusia con Ucrania, al gigante eslavo lo excluyeron de eventos culturales y deportivos como los juegos olímpicos y conciertos de las filarmónicas rusas en Europa. Los abucheos del público en Malmo fue la manera de decir “basta” a los crímenes que comete Israel contra Palestina, por lo cual los europeos consideran que bien merecen las mismas sanciones, pero la gente, la humanidad, los amantes de la música, las comunidades diversas con sus gritos y abucheos en las semifinales y final de Eurovisión no serían tan patéticos como para excluir a jóvenes, artistas y deportistas de las olimpiadas y conciertos, sin embargo los productores de Eurovisión y la TVE sí fueron tan patéticos como para tratar de acallar al público. A su propio público.
El descaro de la Televisión Española animó aún más las manifestaciones del público e influyó en el resultado final enviando a Nebulosa con su Zorra a los últimos lugares. Ciertamente “Zorra” comenzó muy bien, luciendo como un éxito pegajoso que prometía ganar, pero la burla de TVE hacia la audiencia la hundió y lo más vergonzoso de todo es que la planta televisiva y todo el elenco insisten en seguir diciendo que Zorra ha sido una “victoria”, en lugar de reconocer, no sólo que es de los últimos, sino también la vergüenza que implica para estos eventos y la industria del espectáculo ejercer una dictadura de este tipo.
La votación popular y el público supo elegir muy bien: enviaron a la TVE al sótano y se inclinaron por la genialidad, originalidad y excelente participación de Nemo, un rapero no binario, levantando la bandera del país alpino y reivindicando la identidad LGBTQI, en una lírica que describe a su personaje transitando por el infierno: “Fui al infierno y regresé para encontrar el camino. Rompí el código”, cantaban Nemo y el público, mientras la TVE y los organizadores se perdían en la nebulosa sin encontrar el camino.
Joaquín Román – Profesor Universitario - @cuentaregresivaenradio